Combinar la iluminación natural con este esquema clásico es la fórmula infalible para dar volumen y carácter a tus fotografías. Una guía práctica para dominar la técnica de los viejos maestros sin necesidad de equipos costosos.
Por Adrián Escandar
Si buscas una apuesta segura para elevar la calidad de tus retratos, la respuesta está en la fusión de dos elementos atemporales: el esquema Rembrandt y la luz suave de una ventana. Esta técnica es valorada en el mundo del arte por su capacidad única para "esculpir" el rostro, generando una sensación de tridimensionalidad que pocas configuraciones logran con tanta sencillez.
El objetivo principal es que la sombra defina la estructura ósea, haciendo resaltar la nariz y los pómulos. Al sumar la cualidad difusa de la luz natural —que suele ser muy benévola con las imperfecciones de la piel— se obtiene un retrato con fuerza narrativa y gran impacto visual.
¿Qué es la iluminación Rembrandt? Este esquema debe su nombre al maestro holandés cuyos óleos popularizaron el estilo. La esencia de esta técnica radica en iluminar principalmente un lado del rostro, dejando el otro en penumbra, pero con suficiente detalle. La firma inconfundible de una correcta iluminación Rembrandt es la aparición de un pequeño triángulo de luz invertido debajo del ojo en el lado sombreado de la cara.
La configuración paso a paso Para conseguirlo, sitúa al sujeto cerca de una ventana. La fuente de luz debe venir de un lado (izquierda o derecha) y estar ligeramente elevada, en un ángulo aproximado de 45 grados respecto a la nariz del modelo. El truco está en ajustar la posición del rostro o de la cámara hasta ver aparecer ese triángulo revelador en la mejilla oscura y notar cómo la sombra de la nariz cae diagonalmente hacia la comisura del labio.
La ventaja de la luz natural El uso de una ventana como fuente principal no es solo un recurso económico, sino estético. Se considera una de las luces más "amigables" para el retrato. A diferencia del flash de estudio, que puede intimidar a personas sin experiencia, la luz continua y natural ayuda a que el sujeto se sienta cómodo, facilitando expresiones más relajadas y auténticas.
Controlando el ambiente Para que este esquema funcione a la perfección, lo ideal es un cielo nublado que actúe como una caja de luz gigante y suave. Si el día es muy soleado y la luz entra "dura", se recomienda colgar una sábana blanca o cortina traslúcida frente a la ventana para difuminar los rayos.
Respecto al espacio, es fundamental separar al sujeto del fondo (al menos dos metros). Esto evita que la luz principal ilumine la pared trasera, manteniendo el fondo oscuro para resaltar la figura. Si la ventana es demasiado grande, se puede cubrir parte de ella con telas oscuras para hacer el haz de luz más estrecho y direccional, concentrando el dramatismo exclusivamente en el rostro.
Esquema de la iluminación Rembrandt
Uno de los mejores lentes para realizar retratos. El famoso Nikon 85 mm 1.4
Autorretrato con dos círculos, 1669, óleo sobre lienzo, 114,3 x 94 cm, Londres, Kenwood House.
Artemisa o Judit en el banquete de Holofernes, 1634, óleo sobre lienzo, 127 x 143 cm, Madrid, Museo del Prado.
ítulo original: Anatomische les van Dr. Nicolaes Tulp Museo: Mauritshuis, La Haya (Países Bajos) Técnica: Óleo (169,5 × 216,5 cm.)